17.11.09
Inmovil
Quieto, como si nunca antes hubiese movido alguna parte de su ser, se encontraba en esa mesa solitaria al lado de la ventana por donde pasaban sus pensamientos indefinidos y sus deseos mas poderosos. Solo tornando la cabeza para corroborar que el reloj en la pared seguia siendo la celda de su tiempo; se dedicaba a imaginar un universo paralelo alrededor de ella. Aquella muchacha que solo una vez tuvo el valor de mirar a los ojos justo antes de que tomara ese trasporte inmoral que la llevaria, seguramente, de viaje por sus mas incoherentes pensamientos y la hacia atravezar y , asi mismo, recorrer esta inmensa jungla de asfalto. Ella era lo que se llama la flor que nace a mmediados de marzo, cuando la cuidad se torna totalmente de ese color dorado y de esa humedad agresiva que hiela la piel... Era como danzar en la melodia divina de la infima existencia del ser pero sin tener que mover los pies. Era su delirio. Aquella vez habia mirado el reloj desesperadamente, exigiedo como deseo que el tiempo se detuviera solo por esa vez, pero ya conocia la naturaleza traicionera de este mismo y se conformo con leer aquellas manijas malditas para acercarse a ese bar, a la misma hora, siin excepcion alguna.
Imaginaba una charla, un pequeño intercambio de palabras pero, se habia convertido en un personaje de horror ya que se inmovilizaba tal cual una estatua y una vez ella fuera de su vista, volvia a la normalidad como si nada hubiese pasado.
Sabia de sus preferencias en cuanto a colores, formas y gustos en general ya que en una pequeña bitacora, tomaba nota de todo lo que podia ver.. Luego ya no le quedaba mas que pagar por ese cafe inutil que siempre quedaba sin tomar y volver a su hogar (el cual el llamaba "el purgatorio de mi mismo") para consolarse con una maldita botella de ron.
Pero ese dia se habia despertado de un modo distinto; casualmente habian ya transcurido seis meses desde que aquella dama habia creado esta fantasia absurda en el. Se le dificulto el salir de la cama y al apoyar los pies en el suelo noto que se encontraban mas palidos de lo normal. Al levantarse, toco la botella vacia con los dedos, sintiendo un frio mas que comodo; y volvio a su rutina adquirida.
Al salir a la calle sintio su cuerpo mas pesado pero el dolor de cabea de la noche anterior hizo que se moviera sin tanta preocupacion.
Vuelta a empezar.
Entro, corrio la silla, se sento y pidio al mozo lo mismo de siempre; ya estaba cerca, podia olerla. Nuavemente estaba aquella bitacora en la mesa, otra vez la misma pluma de tinta oscura y su mirada buscando figuras en la venana. Llego.
Sus manos se volvieron mas que asperas y su boca algo pastosa; nadie mas en el mundo se encontraba alli; Solos, ella y el. Los pies se pegaron al piso y las lineas ya no eran mas que ilusiones... Su cabello comenzo a unirsele haciendo una lisa y perfecta capa sobre su huesuda babeza.
Inmovil, sin poder siquiera mover los labios trato de moverse una vez mas pero su cuerpo ya no lo acompañaba y su pecho dejo de contraerse. Haciendo intentos desesperados buscaba poder tomar alguna que otra bocanada de aire... Mientras ella, desde el otro lado de la ventana observaba maravillada aquella estatua viviente que habia estado en ese bar desde hacia ya seis meses...
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